
Revista Científica Ciencia y Método | Vol.03 | Núm.04 | Oct – Dic | 2025 | www.revistacym.com pág. 378
Asimismo, la pandemia incrementó el tiempo de pantalla entre escolares, lo que
agrava la situación (Global Health Research & Policy, 2023)
3.4. Comparación Latinoamérica vs global
La comparación entre los datos latinoamericanos y los de otras regiones del mundo
revela un panorama heterogéneo en cuanto al tiempo de exposición a pantallas y sus
implicaciones en el neurodesarrollo infantil. A nivel global, los estudios de meta-
análisis muestran que el incumplimiento de las directrices internacionales sobre
tiempo de pantalla es una tendencia casi universal, aunque con marcadas diferencias
por región. Según McArthur et al. (2022), apenas el 24,7 % de los niños menores de
2 años y el 35,6 % de los de 2 a 5 años cumplen las recomendaciones de la OMS de
evitar pantallas en menores de dos años y limitar su uso a menos de una hora diaria
en preescolares. Sin embargo, los datos comparativos indican que Asia y Oceanía
presentan mejores niveles de cumplimiento y mayores programas de
acompañamiento parental, mientras que América Latina y África subsahariana
muestran los niveles más altos de exposición sin supervisión.
En regiones como Japón, Corea del Sur o Singapur, el uso de pantallas en la primera
infancia ha sido objeto de intervenciones públicas orientadas a reducir la exposición y
promover prácticas digitales saludables dentro del hogar. En Japón, un estudio de
cohorte con más de 7 000 niños encontró que la exposición superior a cuatro horas
diarias a los 12 meses se asoció con un riesgo casi cinco veces mayor de retraso en
comunicación a los dos años (Madigan et al., 2024). En otros países como Canadá o
Australia, las políticas de orientación digital se han centrado en promover la co-
visualización y el uso educativo de pantallas, con evidencia de que el
acompañamiento adulto mitiga parcialmente los efectos negativos sobre la atención y
el lenguaje (Global Health Research & Policy, 2023).
En contraste, en América Latina las investigaciones muestran un patrón de exposición
más elevado y menos regulado. Datos del Banco Mundial (2024) señalan que los niños
latinoamericanos en edad preescolar pasan en promedio dos horas diarias frente a
pantallas, el doble de lo recomendado por la OMS. Estudios multicéntricos, como el
de Gago Galvagno et al. (2025) en 19 países latinoamericanos, revelan que más del
80 % de los niños entre 1 y 4 años usan dispositivos digitales diariamente y que solo
una minoría lo hace con acompañamiento adulto. Factores como la falta de políticas
públicas específicas, la desigualdad socioeconómica, la escasa formación digital de
padres y cuidadores, y la percepción cultural positiva de la tecnología como
herramienta educativa contribuyen a este fenómeno (Mogrovejo-Zambrano et al.,
2024).
Comparativamente, regiones como Europa Occidental y Oceanía presentan niveles
más bajos de exposición infantil, junto con sistemas educativos y sanitarios que
incorporan la promoción del uso saludable de pantallas dentro de sus programas de
desarrollo infantil. En Estados Unidos y países nórdicos se observa una mayor
conciencia pública sobre los riesgos y una presencia más activa de campañas de