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Transformación digital y resiliencia organizacional en
entornos postpandémicos
Digital transformation and organizational resilience in post-
pandemic environments
Bravo-Bravo, Idilia Fernanda
1
Hurtado-Guevara, Richard Fernando
2
https://orcid.org/0000-0002-8092-198X
https://orcid.org/0000-0002-1918-7472
idilia.bravo@utelvt.edu.ec
Richard.hurtado@uleam.edu.ec
Universidad Técnica Luis Vargas Torres de
Esmeraldas, Ecuador, Santo Domingo.
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador,
El Carmen.
Proaño-González, Esther Angelica
3
López-Pérez, Patricio Javier
4
https://orcid.org/0000-0002-5116-7260
https://orcid.org/0000-0002-7840-0595
esther.proano@utelvt.edu.ec
patricio.javier.lopez@utelvt.edu.ec
Universidad Técnica Luis Vargas Torres de
Esmeraldas, Ecuador, La Concordia.
Universidad Técnica Luis Vargas Torres de
Esmeraldas, Ecuador, Santo Domingo.
Autor de correspondencia
1
DOI / URL: https://doi.org/10.55813/gaea/rcym/v3/n2/4
Resumen: El presente estudio analiza el papel de la
transformación digital en el fortalecimiento de la resiliencia
organizacional en contextos postpandémicos, considerando la
disrupción global causada por la COVID-19 como catalizador de
cambios estructurales en las organizaciones contemporáneas.
Mediante una revisión bibliográfica sistemática en bases de
datos académicas de alto impacto, se identificaron y analizaron
estudios recientes que abordan tanto la digitalización como la
capacidad adaptativa de las organizaciones en diversos
sectores. Los resultados muestran que la transformación digital
no se limita a la adopción tecnológica, sino que implica una
reconfiguración profunda de procesos, cultura organizacional,
estructuras operativas, gobernanza y liderazgo, elementos que
inciden directamente en la capacidad de respuesta,
recuperación e innovación ante crisis. Asimismo, se evidenció
que la resiliencia organizacional requiere del desarrollo de
capacidades dinámicas, liderazgo transformacional y una
cultura de innovación, aprendizaje continuo y colaboración. El
estudio concluye que existe una relación bidireccional entre
digitalización y resiliencia, siendo esta sinergia esencial para
enfrentar desafíos futuros en entornos de alta incertidumbre.
Palabras clave: transformación digital; resiliencia
organizacional; liderazgo adaptativo; cambio postpandemia;
gestión estratégica.
Artículo Científico
Received: 25/Abr/2025
Accepted: 09/May/2025
Published: 20/May/2025
Cita: Bravo-Bravo, I. F., Hurtado-
Guevara, R. F., Proaño-González, E. A.,
& López-Pérez, P. J. (2025).
Transformación digital y resiliencia
organizacional en entornos
postpandémicos. Revista Científica
Ciencia Y Método, 3(2), 44-
58. https://doi.org/10.55813/gaea/rcym/v
3/n2/4
Revista Científica Ciencia y Método
(RCyM)
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Abril – Junio 2025
Abstract:
This study analyzes the role of digital transformation in strengthening organizational
resilience in post-pandemic contexts, considering the global disruption caused by
COVID-19 as a catalyst for structural changes in contemporary organizations. Through
a systematic literature review in high-impact academic databases, recent studies
addressing both digitization and adaptive capacity of organizations in various sectors
were identified and analyzed. The results show that digital transformation is not limited
to technological adoption, but involves a profound reconfiguration of processes,
organizational culture, operational structures, governance and leadership, elements
that have a direct impact on the ability to respond, recover and innovate in the face of
crises. It also showed that organizational resilience requires the development of
dynamic capabilities, transformational leadership and a culture of innovation,
continuous learning and collaboration. The study concludes that there is a bidirectional
relationship between digitalization and resilience, this synergy being essential to face
future challenges in highly uncertain environments.
Keywords: digital transformation; organizational resilience; adaptive leadership; post-
pandemic change; strategic management.
1. Introducción
La pandemia de COVID-19 generó una disrupción sin precedentes en los modelos
operativos de las organizaciones, forzando una rápida adopción de tecnologías
digitales y alterando las dinámicas laborales, comerciales y organizacionales a escala
global. En este contexto, la transformación digital ha pasado de ser una estrategia
orientada a la eficiencia y la competitividad, a constituirse en un imperativo para la
supervivencia y adaptación organizacional. Esta situación ha puesto en evidencia la
necesidad de que las organizaciones desarrollen capacidades de resiliencia que les
permitan responder ágilmente a perturbaciones externas, asegurando la continuidad
operativa y la sostenibilidad a largo plazo (Dirani et al., 2020).
El problema central que se identifica radica en la limitada preparación de muchas
organizaciones para afrontar crisis complejas y prolongadas, como la pandemia, sin
una infraestructura digital robusta ni una cultura organizacional orientada a la
innovación y la adaptabilidad. Aunque numerosos estudios han abordado la
transformación digital como proceso tecnológico y estratégico, existe aún una brecha
importante en la comprensión de su vínculo directo con la resiliencia organizacional,
especialmente en entornos postpandémicos donde la incertidumbre persiste y se
demandan nuevas formas de gestión (Cajamarca-Correa, 2024). La carencia de
modelos integradores que articulen ambos conceptos ha dificultado el diseño de
políticas efectivas y sostenibles para el desarrollo organizacional en contextos de alta
volatilidad.
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Diversos factores han agravado este problema. Entre ellos destacan la desigualdad
en el acceso a tecnologías digitales, la escasez de talento capacitado en habilidades
digitales, la resistencia al cambio cultural en las organizaciones y las restricciones
presupuestarias, especialmente en pequeñas y medianas empresas (SMEs).
Además, los cambios en el comportamiento de los consumidores, el teletrabajo
forzado y la fragmentación de las cadenas de suministro han presionado a las
organizaciones a replantear sus estructuras operativas y estratégicas. Esta presión ha
expuesto la fragilidad de muchos sistemas organizativos, revelando una resiliencia
estructural insuficiente para mitigar y superar crisis sistémicas (Torres-Roberto, 2024).
En este escenario, la transformación digital no solo se presenta como una solución
tecnológica, sino como un proceso multifacético que implica una reconfiguración
profunda de las organizaciones, incluyendo procesos, estructuras, cultura y
capacidades humanas. La digitalización, al facilitar la toma de decisiones basada en
datos, la automatización de procesos y la conectividad global, puede fortalecer la
capacidad de las organizaciones para anticipar, responder y adaptarse a los cambios
del entorno (Vial, 2019). Sin embargo, su éxito está condicionado por factores como
el liderazgo transformacional, el aprendizaje organizacional y el compromiso con la
innovación, los cuales inciden directamente en el desarrollo de resiliencia (Lengnick-
Hall et al., 2011).
La justificación de este estudio radica en la necesidad de comprender, desde un
enfoque integrador, cómo la transformación digital contribuye a fortalecer la resiliencia
organizacional en contextos posteriores a la pandemia. Comprender esta relación es
crucial para diseñar estrategias que permitan a las organizaciones no solo recuperarse
de crisis pasadas, sino también anticipar y prepararse para futuras disrupciones. Una
revisión sistemática y crítica de la literatura permitirá identificar buenas prácticas,
factores clave de éxito y áreas de mejora, ofreciendo un marco conceptual útil para
investigadores, gestores y responsables de políticas públicas.
Asimismo, la viabilidad de este estudio se sustenta en la abundante literatura científica
disponible en bases de datos académicas de alta calidad como Scopus y Web of
Science, lo que posibilita la identificación y análisis de tendencias, enfoques teóricos
y estudios empíricos recientes. La revisión bibliográfica permite integrar múltiples
perspectivas y disciplinas, favoreciendo un análisis transversal del fenómeno
estudiado (Williams et al., 2017). Además, la digitalización como fenómeno global ha
sido objeto de estudios en múltiples sectores y regiones, lo que enriquece el alcance
y aplicabilidad de los hallazgos del presente artículo.
El objetivo general de este trabajo es analizar, a partir de una revisión bibliográfica
sistemática, el papel de la transformación digital en el fortalecimiento de la resiliencia
organizacional en entornos postpandémicos, identificando sus principales
dimensiones, desafíos y oportunidades. De manera específica, se pretende: (a)
caracterizar los elementos clave de la transformación digital en las organizaciones
post-COVID-19; (b) examinar las conceptualizaciones y dimensiones de la resiliencia
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organizacional en la literatura reciente; y (c) explorar las interrelaciones entre ambos
conceptos para proponer un marco integrador que oriente futuras investigaciones y
prácticas organizacionales (Choudhury et al., 2021). Este análisis contribuirá a una
comprensión más profunda y estratégica de la transformación digital como catalizador
de la resiliencia en un entorno global cada vez más incierto y complejo.
2. Materiales y métodos
Para el desarrollo del presente artículo se adoptó un enfoque exploratorio de revisión
bibliográfica, orientado a la identificación, análisis y síntesis crítica de la literatura
científica existente sobre la relación entre la transformación digital y la resiliencia
organizacional en entornos postpandémicos. Este enfoque permite construir un marco
teórico comprehensivo, detectar vacíos en el conocimiento y proponer nuevas líneas
de investigación, partiendo del examen riguroso de publicaciones académicas
relevantes y actuales.
La estrategia metodológica empleada consistió en una revisión narrativa de la
literatura, complementada con criterios de selección sistemáticos para garantizar la
calidad y pertinencia de las fuentes analizadas. Se definieron previamente los
conceptos clave y los términos de búsqueda más relevantes, tales como
"transformación digital", "resiliencia organizacional", "postpandemia", "COVID-19",
"gestión del cambio", "adaptabilidad organizacional" y sus equivalentes en inglés, con
el fin de ampliar el espectro de resultados en las bases de datos consultadas.
Las fuentes de información utilizadas fueron bases de datos académicas reconocidas
internacionalmente, tales como Scopus, Web of Science, ScienceDirect y
SpringerLink, entre otras. La selección de artículos se centró exclusivamente en
publicaciones revisadas por pares y con un alto índice de impacto, correspondientes
a los últimos cinco años, con especial énfasis en investigaciones desarrolladas desde
el inicio de la pandemia de COVID-19. No obstante, también se incluyeron estudios
previos que aportaran fundamentos teóricos relevantes para la comprensión histórica
de los conceptos analizados.
Para la identificación de los estudios, se aplicaron filtros por idioma (español e inglés),
tipo de documento (artículos de investigación, revisiones teóricas y estudios de caso)
y área temática (administración, ciencias sociales, ingeniería industrial, tecnología y
sistemas de información). Una vez recopilados los documentos, se procedió a una
lectura crítica de los textos completos para verificar su pertinencia con los objetivos
del estudio, descartando aquellos que no ofrecían un tratamiento explícito o
significativo de la relación entre transformación digital y resiliencia organizacional.
La revisión se organizó en torno a tres ejes analíticos: (1) caracterización de la
transformación digital en el contexto postpandémico; (2) conceptualización y
dimensiones de la resiliencia organizacional; y (3) relaciones e interdependencias
entre ambos conceptos. Este esquema permitió identificar tendencias, enfoques
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metodológicos recurrentes, vacíos teóricos, factores críticos de éxito, así como
buenas prácticas documentadas en diversos sectores económicos y contextos
geográficos.
El análisis de la información se realizó mediante una técnica cualitativa de codificación
temática, lo que facilitó la agrupación de conceptos, categorías y patrones emergentes
en torno a los ejes definidos. Esta metodología favoreció una interpretación
integradora y crítica de los hallazgos, que permitió no solo sistematizar el
conocimiento disponible, sino también proponer un modelo conceptual preliminar que
articula la transformación digital como catalizador de la resiliencia organizacional en
contextos de alta incertidumbre.
En suma, la metodología adoptada se sustenta en principios de rigurosidad,
exhaustividad y relevancia científica, lo que permite establecer una base sólida para
el desarrollo de conclusiones válidas y pertinentes sobre el fenómeno estudiado. La
naturaleza exploratoria de la revisión responde a la necesidad de mapear el estado
del arte en una temática emergente, que aún carece de una consolidación teórica
suficiente, pero que resulta fundamental para la gestión organizacional en escenarios
postcrisis.
3. Resultados
3.1. Transformación digital postpandemia
La pandemia de COVID-19 generó un punto de inflexión radical en la forma en que
las organizaciones conciben, integran y aplican las tecnologías digitales. El carácter
inesperado, prolongado y disruptivo de esta crisis global puso de manifiesto la
necesidad urgente de modernizar las infraestructuras tecnológicas, replantear los
modelos de negocio y acelerar la digitalización como estrategia fundamental para la
continuidad operativa y la sostenibilidad a largo plazo. Esta transformación no se limitó
a un cambio tecnológico, sino que implicó una profunda revisión de los procesos,
estructuras, culturas y competencias organizacionales. A continuación, se desarrollan
tres dimensiones clave que ejemplifican esta transformación digital en el contexto
postpandémico: la adopción acelerada de tecnologías, la consolidación del trabajo
remoto y la digitalización de procesos críticos (Torres-Roberto, 2024).
3.1.1. Adopción acelerada de tecnologías
El periodo posterior al estallido de la pandemia evidenció una adopción sin
precedentes de tecnologías emergentes, impulsada tanto por la necesidad de
mantener la operatividad como por la oportunidad de reconfigurar los modelos de
gestión y relación con los stakeholders. Esta adopción acelerada se tradujo en la
implementación masiva de soluciones digitales como plataformas de colaboración
remota, herramientas de análisis predictivo, sistemas de inteligencia artificial,
blockchain, Internet de las Cosas (IoT), y migración a infraestructuras de computación
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en la nube (Verhoef et al., 2021). En muchos casos, estos procesos, que en
condiciones normales habrían tomado años, se completaron en cuestión de semanas
o meses.
Las organizaciones más resilientes fueron aquellas que, previo a la pandemia, ya
habían iniciado procesos de transformación digital, lo que les permitió adaptarse con
mayor rapidez al nuevo contexto. En contraste, aquellas empresas que carecían de
capacidades digitales enfrentaron mayores dificultades para adaptarse, experimentar
continuidad operativa y atender las nuevas demandas del entorno (Vial, 2019). De
hecho, estudios recientes han demostrado que existe una correlación positiva entre la
madurez digital y la capacidad de las organizaciones para gestionar crisis (Bai et al.,
2021).
Además del sector privado, también las instituciones gubernamentales se vieron
forzadas a digitalizar sus servicios. Gobiernos de diversas regiones implementaron
portales de atención ciudadana, sistemas digitales de salud pública y plataformas de
educación virtual. Este fenómeno contribuyó a cerrar parcialmente la brecha entre lo
analógico y lo digital en los sectores más rezagados, aunque también puso en
evidencia la desigualdad estructural en el acceso a estas tecnologías.
3.1.2. Consolidación del trabajo remoto
Otra manifestación directa de la transformación digital fue la consolidación del trabajo
remoto como modalidad dominante en numerosas industrias, especialmente en el
sector servicios, educación superior, tecnología y administración pública. Inicialmente
concebido como una medida temporal de mitigación sanitaria, el trabajo remoto se
consolidó como una práctica permanente o semipermanente, gracias al soporte de
herramientas como Microsoft Teams, Zoom, Slack, Google Workspace, entre otras
plataformas de comunicación y colaboración asincrónica (Waizenegger et al., 2020).
Este cambio generó beneficios significativos, entre ellos la continuidad del negocio
durante el confinamiento, la reducción de costos operativos, el aumento de la
productividad en ciertos contextos y la mejora en la conciliación de la vida laboral y
personal. Sin embargo, también implicó retos estructurales, como la necesidad de
establecer nuevos mecanismos de supervisión, garantizar la ciberseguridad, adaptar
la cultura organizacional a entornos digitales y gestionar el bienestar psicosocial de
los empleados (Choudhury et al., 2021).
Estudios longitudinales indican que las organizaciones que lograron integrar
exitosamente el trabajo remoto lo hicieron a través de estrategias que combinaban
herramientas tecnológicas con un enfoque centrado en el ser humano, promoviendo
la autonomía, la confianza y el liderazgo distribuido (Kniffin et al., 2021). Además, se
han generado nuevas formas de organización del trabajo, como los modelos híbridos,
que combinan la presencialidad selectiva con la virtualidad continua, lo que ha dado
lugar a entornos laborales más flexibles, aunque también más complejos de gestionar.
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3.1.3. Digitalización de procesos clave
La digitalización de procesos ha sido uno de los pilares más visibles y estructurales
de la transformación digital postpandemia. Las organizaciones se vieron obligadas a
rediseñar sus procesos operativos y administrativos para adaptarse a un entorno cada
vez más mediado por las tecnologías (Torres-Roberto, 2024). Esto incluyó la
automatización de tareas rutinarias mediante robótica de procesos (RPA), la
implementación de sistemas ERP (Enterprise Resource Planning) y CRM (Customer
Relationship Management) en la nube, así como el uso de plataformas de inteligencia
de negocios para apoyar la toma de decisiones en tiempo real.
En sectores como la salud, la educación y el comercio minorista, estos procesos
adquirieron una dimensión estratégica. La telemedicina se convirtió en una
herramienta esencial para mantener la prestación de servicios sanitarios sin
exposición física, al tiempo que las plataformas de e-learning permitieron la
continuidad académica en todos los niveles educativos. En el ámbito del retail, el
comercio electrónico y las soluciones de logística digital reemplazaron en muchos
casos las operaciones presenciales, generando una transformación irreversible en los
hábitos de consumo (Verhoef et al., 2021).
La integración de tecnologías analíticas también permitió a las organizaciones
recopilar y procesar grandes volúmenes de datos generados por sus operaciones,
clientes y entorno, lo que fortaleció la capacidad de respuesta ante eventos
inesperados. En este contexto, la gestión basada en datos (data-driven management)
se ha convertido en una competencia crítica para la sostenibilidad y resiliencia
organizacional (Carmeli et al., 2013).
La digitalización de estos procesos no solo ha buscado eficiencia operativa, sino
también agilidad, trazabilidad, transparencia y sostenibilidad. De esta forma, la
transformación digital postpandemia puede entenderse como un proceso integral que
ha redefinido las capacidades centrales de las organizaciones, configurando una
nueva normalidad organizacional centrada en la conectividad, la automatización y la
resiliencia (Teece, 2007).
3.2. Resiliencia organizacional
La resiliencia organizacional se ha consolidado como un eje central en la gestión
estratégica contemporánea, especialmente tras el impacto de la pandemia de COVID-
19, que evidenció la vulnerabilidad de numerosas organizaciones ante eventos
disruptivos de larga duración. A diferencia de enfoques tradicionales que concebían
la gestión del riesgo como un conjunto de procedimientos reactivos, la resiliencia
organizacional implica una capacidad dinámica y proactiva que abarca la preparación,
la respuesta, la recuperación y, en última instancia, la transformación frente a
condiciones adversas. Este enfoque integra múltiples dimensiones —estructurales,
culturales, cognitivas y emocionales— que interactúan para asegurar la sostenibilidad
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y continuidad operativa de la organización en entornos de incertidumbre prolongada
(Duchek, 2020; Williams et al., 2017).
En el contexto postpandémico, donde los sistemas económicos, sociales y
tecnológicos experimentan una transición estructural, la resiliencia organizacional se
redefine como una competencia estratégica que no solo mitiga impactos, sino que
potencia la capacidad innovadora y adaptativa. Las organizaciones resilientes no solo
sobreviven a la disrupción, sino que utilizan la crisis como catalizador de aprendizaje,
innovación y crecimiento (Cajamarca-Correa, 2024). Esta sección aborda dos
dimensiones fundamentales: la adaptación ante crisis prolongadas y el papel del
liderazgo en contextos de incertidumbre, pilares fundamentales en la construcción de
organizaciones sólidas y sostenibles.
3.2.1. Adaptación ante crisis prolongadas
La capacidad de adaptación se refiere a la habilidad organizacional para ajustarse a
cambios significativos del entorno manteniendo la coherencia con sus valores, misión
y objetivos estratégicos. En situaciones de crisis prolongadas, como la provocada por
la pandemia, esta capacidad se pone a prueba en varios niveles: operativo,
estructural, cultural y estratégico. La literatura señala que la adaptación eficaz ante
estas condiciones requiere una combinación de agilidad táctica y aprendizaje
organizacional profundo, es decir, la capacidad no solo de reaccionar a eventos
inesperados, sino de reconfigurar activamente las capacidades internas en función de
las nuevas demandas del entorno (Lengnick-Hall et al., 2011).
Durante la pandemia, muchas organizaciones adoptaron estrategias de respuesta
rápida como el rediseño de procesos, la diversificación de canales de distribución, la
automatización de operaciones críticas y la reasignación de recursos a unidades más
resilientes. Sin embargo, aquellas que demostraron mayor capacidad adaptativa
fueron las que integraron procesos de doble aprendizaje: operativo, para ajustar sus
actividades inmediatas, y estratégico, para reformular su modelo de negocio a largo
plazo (Ortiz-de-Mandojana & Bansal, 2015).
La teoría de capacidades dinámicas, desarrollada por Teece (2007), proporciona un
marco conceptual útil para entender esta adaptación. Según este enfoque, las
organizaciones resilientes desarrollan tres tipos de capacidades: (a) sensar, es decir,
detectar cambios en el entorno; (b) asir o captar oportunidades mediante la
reconfiguración de recursos; y (c) transformar, lo que implica modificar las
capacidades existentes para sostener ventajas competitivas en contextos volátiles.
Estas capacidades permiten que la adaptación sea sostenida, estratégica y coherente
con las exigencias del entorno.
Cabe señalar que la adaptación ante crisis prolongadas también implica gestionar
eficazmente la incertidumbre emocional y cognitiva de los empleados. Crear entornos
laborales psicológicamente seguros, promover el sentido de propósito y mantener la
comunicación fluida son prácticas fundamentales para sostener el compromiso
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organizacional durante períodos de disrupción (Carmeli et al., 2013). Este enfoque
relacional de la resiliencia pone de manifiesto que no es solo una cuestión estructural
o tecnológica, sino también profundamente humana.
3.2.2. Liderazgo en contextos de incertidumbre
El liderazgo desempeña un papel esencial en la construcción y sostenimiento de la
resiliencia organizacional, especialmente en contextos de alta complejidad e
incertidumbre como los experimentados durante y después de la pandemia. En estas
circunstancias, los líderes no solo deben gestionar eficientemente los recursos y
procesos, sino también proporcionar claridad, sentido y orientación estratégica en
medio del caos (Boin et al., 2013). Esta exigencia implica transitar de modelos de
liderazgo transaccional, centrados en el control y la supervisión, hacia modelos más
complejos y adaptativos como el liderazgo transformacional, el liderazgo distribuido y
el liderazgo resiliente.
El liderazgo transformacional se basa en la capacidad del líder para inspirar y movilizar
a sus equipos mediante una visión compartida, un alto grado de motivación intrínseca,
y una atención personalizada a las necesidades del grupo (Bass & Riggio, 2006). Este
tipo de liderazgo ha demostrado ser especialmente eficaz en tiempos de crisis, ya que
promueve una cultura de innovación, confianza y compromiso organizacional. Los
líderes transformacionales actúan como facilitadores del cambio, promoviendo valores
compartidos, incentivando la autonomía y desarrollando competencias colectivas para
enfrentar situaciones complejas.
En contextos inciertos, los líderes deben ser capaces de desaprender modelos
obsoletos, experimentar con nuevas soluciones y crear espacios deliberados para la
reflexión crítica. Esta capacidad de gestión del aprendizaje organizacional es clave
para institucionalizar la resiliencia como práctica recurrente.
Un aspecto crucial del liderazgo resiliente es la comunicación efectiva en contextos
de crisis. La transparencia, la coherencia del mensaje, la empatía y la frecuencia del
contacto son elementos fundamentales para mantener la moral del equipo, generar
confianza y reducir la ansiedad organizacional. Estudios realizados durante la
pandemia han evidenciado que los líderes que mantuvieron una comunicación clara y
constante con sus colaboradores lograron reducir el estrés percibido y mejorar la
percepción de eficacia colectiva (Kniffin et al., 2021).
Asimismo, se ha destacado la importancia del liderazgo ético y emocionalmente
inteligente en contextos de adversidad. Los líderes que demuestran integridad,
compasión y sensibilidad cultural no solo aumentan la legitimidad de sus decisiones,
sino que también fortalecen los vínculos sociales y la cohesión interna, elementos
fundamentales para una respuesta organizacional resiliente (Yukl & Mahsud, 2010;
Carmeli et al., 2013).
En definitiva, el liderazgo en tiempos de incertidumbre requiere una combinación de
visión estratégica, sensibilidad humana y capacidad de aprendizaje continuo. No se
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trata solo de gestionar la crisis, sino de transformar la organización desde dentro,
fortaleciendo sus capacidades adaptativas y construyendo una cultura orientada al
cambio sostenible.
4. Discusión
La transformación digital y la resiliencia organizacional han emergido como pilares
interdependientes en la reconfiguración de las organizaciones en contextos
postpandémicos. La evidencia revisada sugiere que, lejos de constituir fenómenos
aislados, ambas dimensiones forman parte de un sistema adaptativo complejo que
permite a las organizaciones responder, recuperarse y evolucionar frente a entornos
de disrupción sostenida (Duchek, 2020; Verhoef et al., 2021). La pandemia de COVID-
19 actuó como catalizador de un proceso de digitalización abrupto y, en muchos
casos, no planificado, que obligó a las organizaciones a acelerar la incorporación de
tecnologías emergentes sin contar, en ocasiones, con una infraestructura ni cultura
organizacional adecuada para sostener tales cambios (Bai et al., 2021).
Uno de los hallazgos más significativos radica en la constatación de que la
transformación digital ha trascendido el ámbito tecnológico para convertirse en un
proceso estratégico, transversal y sistémico. En efecto, la digitalización de procesos
clave, la consolidación del trabajo remoto y la adopción acelerada de tecnologías no
solo permitieron garantizar la continuidad operativa durante la pandemia, sino que
también redefinieron la forma en que se conciben el trabajo, el liderazgo y la toma de
decisiones en las organizaciones contemporáneas (Vial, 2019; Choudhury et al.,
2021). Esta transformación ha generado una serie de oportunidades y desafíos que
obligan a las organizaciones a repensar sus capacidades internas, sus relaciones
externas y, especialmente, su estructura de gobernanza tecnológica.
Asimismo, los resultados muestran que la resiliencia organizacional ha dejado de ser
una capacidad residual o emergente para convertirse en un atributo central del
desempeño sostenido. Las organizaciones que sobrevivieron e incluso prosperaron
en medio de la crisis compartían una serie de capacidades distintivas, tales como la
adaptabilidad estructural, el aprendizaje organizacional y una cultura de innovación
abierta (Lengnick-Hall et al., 2011). Este tipo de resiliencia no se construye de manera
espontánea, sino que requiere un proceso deliberado de desarrollo de capacidades
dinámicas, entendidas como la habilidad de una organización para modificar sus
competencias esenciales en respuesta a cambios en el entorno (Teece, 2007).
El vínculo entre transformación digital y resiliencia organizacional se configura, por
tanto, como una relación bidireccional. Por un lado, las tecnologías digitales permiten
fortalecer las capacidades organizacionales para anticipar y responder a las crisis
mediante una mejor gestión de la información, la automatización de procesos críticos
y la mejora de la comunicación interna y externa. Por otro lado, una organización
resiliente es más propensa a integrar exitosamente la transformación digital, al contar
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con estructuras más flexibles, liderazgos adaptativos y una cultura organizacional que
tolera el error y promueve la innovación (Duchek, 2020; Ortiz-de-Mandojana & Bansal,
2015).
La discusión también revela la centralidad del liderazgo como elemento articulador
entre digitalización y resiliencia. Los líderes transformacionales y adaptativos han
demostrado ser particularmente efectivos en la gestión de la incertidumbre, facilitando
procesos de cambio profundo mediante una visión compartida, una comunicación
empática y un enfoque inclusivo de la toma de decisiones (Bass & Riggio, 2006). La
evidencia empírica sugiere que el liderazgo ético y emocionalmente inteligente no solo
favorece la resiliencia psicológica de los equipos, sino que también acelera la
adopción tecnológica al reducir la resistencia al cambio (Kniffin et al., 2021; Yukl &
Mahsud, 2010).
No obstante, persisten desafíos importantes que deben ser considerados. En primer
lugar, la brecha digital sigue siendo un obstáculo estructural, especialmente para
pequeñas y medianas empresas que carecen de recursos para invertir en tecnologías
avanzadas. En segundo lugar, la escasez de talento digital representa una limitación
crítica para sostener procesos de transformación sostenida. Finalmente, la excesiva
dependencia tecnológica puede generar nuevas vulnerabilidades, especialmente en
términos de ciberseguridad, privacidad de los datos y dependencia de plataformas
externas, lo que demanda una gobernanza digital más robusta y ética (Verhoef et al.,
2021).
La transformación digital y la resiliencia organizacional deben entenderse como
componentes sinérgicos de una estrategia de desarrollo sostenible en entornos
postpandémicos (Cajamarca-Correa, 2024). La literatura revisada coincide en que
aquellas organizaciones que logren integrar estas dos dimensiones no solo estarán
mejor preparadas para enfrentar futuras disrupciones, sino que también estarán en
una posición ventajosa para liderar procesos de innovación, crecimiento inclusivo y
sostenibilidad. A futuro, se requiere un enfoque interdisciplinario que integre
perspectivas tecnológicas, humanas y estratégicas para consolidar modelos
organizacionales más adaptativos, equitativos y resilientes.
5. Conclusiones
La transformación digital y la resiliencia organizacional se configuran como pilares
estratégicos interdependientes para afrontar los desafíos de los entornos
postpandémicos. A partir del análisis de la literatura científica más reciente, se
evidencia que ambos conceptos no solo responden a una coyuntura marcada por la
disrupción global causada por la pandemia de COVID-19, sino que también
representan una evolución necesaria en la forma en que las organizaciones operan,
se adaptan y se proyectan hacia el futuro.
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La transformación digital ha dejado de ser un objetivo tecnológico opcional para
convertirse en una necesidad estructural. Las organizaciones que implementaron
tecnologías emergentes de forma acelerada y estratégica lograron no solo mantener
su continuidad operativa, sino también abrir nuevas oportunidades de innovación,
eficiencia y expansión. Este proceso, sin embargo, requiere más que la mera adopción
de herramientas digitales; implica una reconfiguración profunda de procesos,
estructuras, cultura y competencias. Las experiencias postpandémicas han
demostrado que las transformaciones tecnológicas exitosas son aquellas que se
articulan con un propósito estratégico claro, alineado con las capacidades internas y
el entorno externo.
Por su parte, la resiliencia organizacional se ha consolidado como una capacidad
crítica para afrontar no solo eventos disruptivos puntuales, sino también cambios
prolongados e inciertos. Organizaciones resilientes son aquellas que logran absorber
el impacto inicial de una crisis, adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones y,
posteriormente, transformar sus modelos de gestión y operación para alinearse con el
nuevo entorno. Esta resiliencia no se construye de manera espontánea, sino que exige
procesos deliberados de aprendizaje, flexibilidad estructural, descentralización del
poder decisional y una cultura que promueva la innovación, la participación y la mejora
continua.
Uno de los hallazgos centrales del análisis es que existe una relación bidireccional
entre digitalización y resiliencia. La tecnología actúa como facilitador de capacidades
resilientes al permitir una mayor conectividad, acceso a la información en tiempo real,
automatización de tareas críticas y toma de decisiones basada en datos. A su vez,
una organización resiliente está mejor preparada para adoptar y sostener procesos de
transformación digital, al contar con estructuras flexibles, personal capacitado y una
cultura proclive al cambio.
En este entramado, el liderazgo juega un papel articulador esencial. Los líderes en
contextos postpandémicos deben poseer una combinación de competencias técnicas,
estratégicas y socioemocionales que les permitan guiar a sus equipos a través de la
incertidumbre, promover la innovación y sostener la cohesión interna. El liderazgo
adaptativo, transformacional y ético se muestra especialmente eficaz para enfrentar
los desafíos del entorno actual, dado que facilita el aprendizaje organizacional,
refuerza la confianza colectiva y permite gestionar la ambigüedad con resiliencia y
sentido de propósito.
No obstante, se reconocen importantes desafíos que limitan la consolidación de estos
procesos. Entre ellos destacan la persistente brecha digital, especialmente en
pequeñas y medianas empresas; la escasez de talento con competencias digitales y
adaptativas; y la necesidad de marcos normativos y políticas públicas que acompañen
la transformación organizacional de manera equitativa y sostenible. Superar estas
barreras implica adoptar un enfoque sistémico que contemple no solo la dimensión
tecnológica, sino también la humana, organizacional y social del cambio.
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En suma, la integración efectiva de la transformación digital y la resiliencia
organizacional constituye una ventaja competitiva clave para las organizaciones en
escenarios postpandémicos y futuros. Esta sinergia debe concebirse como un proceso
continuo, evolutivo y estratégico, basado en el aprendizaje, la adaptabilidad y la
innovación. Solo aquellas organizaciones capaces de desarrollar simultáneamente
capacidades digitales avanzadas y estructuras resilientes estarán en condiciones de
afrontar, con éxito, las disrupciones que caracterizan el entorno contemporáneo y de
liderar procesos de transformación sostenibles, inclusivos y orientados al futuro.
CONFLICTO DE INTERESES
“Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses”.
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