
Revista Científica Ciencia y Método | Vol.03 | Núm.04 | Oct – Dic | 2025 | www.revistacym.com pág. 386
como la música, la forma de vestir, y en los medios audiovisuales. Según Flores
(2020), los medios de comunicación han cumplido un papel esencial en la difusión de
la narcocultura para idealizar y romantizar la imagen de los narcotraficantes como
modelos aspiracionales para alcanzar símbolos de opulencia y éxito; muchos jóvenes
en escasa pobreza, en contextos de abandono del sistema, perciben a estas personas
rodeadas de lujo y dinero, asociándolos como ídolos y modelos a seguir.
En el marco de la narcocultura, la música constituye como una expresión simbólica.
En este contexto, existen los narcocorridos, estos narran las hazañas, conflictos y
estilos de vida de los narcotraficantes, que funcionan como relatos que construyen un
imaginario grupal (Romero, 2019). Por otro lado, la música es un instrumento para la
transmisión de valores y estereotipos, donde los símbolos como las armas, autos
lujosos, fiestas, mansiones y mujeres son naturalizados, reforzando la idea de un
estilo de vida que muchos desean tener; convirtiendo a figuras como Joaquín “El
chapo” Guzmán en héroes.
Según Edberg (2009) los narcocorridos no solo relatan historias, sino que configuran
una vida incierta que glorifica el modo de vida del narcotraficante y se conspira al
ascenso de comunidades afectadas por la desigualdad. Esta narrativa cultural
refuerza la percepción del narcotráfico como una figura de enaltecer a la narcocultura
con el tráfico de drogas y la violencia.
Por su parte la moda se manifiesta en la ostentación y estatus social. En sus orígenes,
estaba asociada a un estilo campirano, caracterizado por una camisa a cuadros,
sombreros, botas, elementos que forman parte de un entorno rural y tradicional. No
obstante, con el paso del tiempo, este estilo de vestir ha ido evolucionando y
diversificándose, añadiendo prendas y accesorios que llamen la atención. Según
Veblen (2010) la moda narco incluye; camisas de ceda con estampados como la
virgen de Guadalupe y prendas de marcas reconocidas que simbolizan estatus social.
La moda en la narcocultura se caracteriza por ser llamativa y por aparentar una vida
lujosa. El uso de ropa de marca, joyas extravagantes y accesorios llamativos por los
precios de alto valor, son masificados por el narcotraficante convirtiéndolo en un
símbolo de éxito y poder, en comunidades donde la economía es limitada. La estética
conocida como “buchona” en México describe la vida de los capos, y se difunde a
través de las redes sociales, donde celebridades adoptan estos códigos visuales y
crean una réplica (Herrera-Sánchez, 2024).
Por consiguiente, la religión, sincretismo y legitimación espiritual desempeñan un
papel fundamental en la narcocultura al proporcionar una superficie espiritual que
legitima las actividades del narcotráfico, figuras como Jesus Malverde reflejan una
aparición de símbolos para justificar prácticas ilícitas y buscar la protección divina.
Según Chesnut (2017), la devoción de estas figuras espirituales ofrece consuelo a
quienes cometen actos criminales, al mismo tiempo reflejan una identidad colectiva
entre los marginados, esto no solo contribuye a la adaptación de prácticas religiosas
a contextos de exclusión, también contribuye a la normalización de la narcocultura.